Mostrando entradas con la etiqueta Cuba. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuba. Mostrar todas las entradas

17.3.11

¿Cuál es su nombre?

En 1988 entrevisté, junto con Álvaro Diez de Medina, al general retirado Iván Paulós, que entonces era presidente del Centro Militar. La entrevista, que se publicó en la revista Punto y Aparte, se realizó en dos encuentros. El inicial, sin grabador; y el segundo, cuando el general hizo sus declaraciones.
Sin embargo, fuimos tres veces al Centro Militar. Porque antes de las dos oportunidades en las que hablamos con Paulós, debimos ir a dejar nuestras cédulas en la portería de la institución. Ese, nos habían dicho, era un requisito imprescindible para poder acceder al militar.
No fue un pedido casual. Cuando Paulós nos recibió en el primer encuentro, nos saludó por nuestros apellidos y le hizo notar a Diez de Medina que conocía bien la historia de su padre, un militante político boliviano que se había exiliado en Uruguay.
Intentaré en breve subir a El Informante un fragmento de aquella conversación. Pero hoy la recuerdo porque desde aquel lejano y tenso reportaje en ninguna otra oportunidad se me había exigido identificarme antes o durante una entrevista. Hasta que hace unos días, en el programa Suena Tremendo de radio El Espectador, le pregunté sobre Cuba al senador comunista Eduardo Lorier. La grabación de la charla está aquí:



16.3.10

La isla de la hipocresía

Almodóvar, Ana Belén y Víctor Manuel han firmado un manifiesto que exige al gobierno de Cuba que libere a todos sus presos políticos. La carta, que está disponible en internet, ya ha sido firmada por más de 33.400 personas y por varias celebridades como Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Antonio Muñoz Molina.
Sin embargo las firmas de Almodóvar, Ana Belén y Víctor Manuel tienen un significado especial porque los tres artistas españoles son personas identificadas con las ideas progresistas y de izquierda. No debería sorprender: es imposible ser progresista y apoyar a una dictadura cruel que encarcela y lleva a la muerte a quienes piensan distinto.
En 2003, entrevistado en radio Caracol de Colombia, ni más ni menos que Pablo Milanés dijo:
“En Cuba hay errores que tenemos derecho a criticar (...) pero cuando uno lo hace se siente solitario. Hay miedo y tensión y es absurdo, porque no se puede seguir siendo revolucionario y teniendo ideas estalinistas de presiones sobre el pensamiento y la libertad".
"A Fidel le critico la falta de libertad de expresión porque hay tantas cosas bonitas aseguradas por la revolución que, cuando ves que es capaz de encarcelar a un agente durante 20 años porque habló dos o tres mierdas, no lo concibes".
Estalinismo. Miedo. Veinte años de cárcel por hablar. No lo digo yo. Lo dijo uno de los máximos íconos de la Revolución Cubana.
Pero parece que las noticias tardan en llegar a América del Sur.
De visita en Cuba, Lula eligió honrar a la dictadura y burlarse de sus presos políticos. Los comparó con los delincuentes comunes que protestan en las cárceles de San Pablo. La reciente muerte en prisión del preso político Orlando Zapata -tras 85 días de huelga de hambre- no logró matizar su hipocresía y su ignorancia.
El brillante periodista brasileño Elio Gaspari recordó esta semana en O Globo un incidente que retrata hasta qué punto llega la hipocresía de Lula, siempre citado como ejemplo en Uruguay:
En 1998 unos peligrosos delincuentes brasileños que habían secuestrado al empresario Abilio Diniz comenzaron una huelga de hambre en la prisión. Lula, entonces en la oposición, llamó por teléfono al presidente Fernando Henrique Cardoso e intercedió por los secuestradores: “Olha, Fernando, você vai levar para a tua biografia a morte desses caras".
En cambio, Lula pasó por La Habana de banquete en banquete sin realizar el más mínimo gesto de apoyo al periodista cubano y preso de conciencia de la dictadura, Guillermo Fariñas, que hoy sigue en huelga de hambre.
Tras Lula, los que se burlaron de los presos políticos fueron los presidentes de Bolivia y Uruguay, Evo Morales y José Mujica.
Evo, haciéndose eco de la campaña de difamación del gobierno cubano, dijo que Zapata era un “delincuente”. Mujica planteó el asunto como una confabulación del mundo rico contra un país pequeño y pobre. “El mundo rico siempre se arroga el derecho de imponer y juzgar a los demás y no acepta la más mínima responsabilidad y juicio en sus propias filas”.
“Sería bueno –agregó- que el mundo rico se diera cuenta que estamos en una humanidad distinta, diversa, contradictoria, con culturas distintas y que todos debemos ser respetados, pero tal vez nos falta mucho todavía”.
Evo no dijo la verdad. Zapata no era un delincuente. No estaba en la cárcel por robar o matar. Fue detenido en 2003 y condenado a tres años de prisión por “desacato”, “desórdenes públicos” y “resistencia”. Luego se lo sometió a cargos de “desobediencia” y “desórdenes en establecimientos penitenciarios”. Por esos “delitos” –todos típicos cargos de una dictadura- Zapata cumplía una pena de ¡36 años de prisión! Son muchos más años de cárcel que los que recibe un asesino múltiple en Uruguay.
Amnistía Internacional dijo: “El hecho de que Orlando Zapata Tamayo, al verse ante una pena de prisión tan prolongada, sintiera que el único camino que le quedaba era matarse de hambre como protesta constituye una denuncia terrible de la constante represión que sufren los disidentes políticos en Cuba”.
Mujica tampoco dijo la verdad. Las protestas por la libertad de todos los presos políticos en Cuba no forman parte en modo alguno de una batalla entre pobres y ricos. Lo más triste de todo es que Mujica lo sabe.
Zapata Tamayo era un humilde plomero y albañil negro, pobre de toda pobreza. Las fotos de su velorio en una modestísima vivienda conmueven a todo aquel que no tenga ciegos los ojos y el corazón. La oposición cubana, por lo demás, se debate en una lucha muy desigual contra el todopoderoso gobierno de la isla. He visto a la blogger Yoani Sánchez pedir a través de su twitter que alguien en algún lugar del mundo pague una carga para el celular de algún periodista independiente, para que pueda seguir informando. Si alguien tiene dinero en Cuba para agasajar a los presidentes e intelectuales amigos, esos son los dueños del circo y no los desgraciados opositores.
Mujica sabe también que los reclamos por la libertad de los presos políticos cubanos no solo vienen de Europa o de Estados Unidos. Somos miles lo que lo reclamamos desde el mundo pobre. Y eso desde 2003 incluye al propio Pablo Milanés, aunque Lula, Evo y Pepe miren para otro lado. Además, ¿desde cuándo pedir por la libertad los presos políticos es un asunto de ricos o de pobres, de blancos o de negros? ¿Cuando Amnistía Internacional pedía durante la dictadura por los presos políticos en Uruguay estaba mal? ¿Cuando también en la dictadura el rey de España abogó por los rehenes tupamaros estaba mal? Nunca pensé que el propio Mujica pudiera tener estas confusiones.
La carta pidiendo por la libertad de los presos políticos en Cuba se puede firmar en http://orlandozapatatamayo.blogspot.com/p/carta.html
Como Almodóvar, Ana Belén y Víctor Manuel, yo firmé.
Claro, también se puede no firmar. Nadie va a meter 36 años preso a los que no firmen. Eso sí: después, por favor, no me vengan a hablar de derechos humanos, izquierda, progresismo y democracia.
Se puede estar en contra de todas las dictaduras, o se puede estar solo en contra de algunas.
Se puede estar siempre en contra de que haya presos políticos, o se puede estar en contra solo a veces.
Es triste y da vergüenza ver la opción elegida por Lula, Evo y Mujica.


el.informante.blog@gmail.com
Respecto a la firma de Almodóvar, Ana Belén y Víctor Manuel: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/16/cultura/1268728401.html
Artículo de Elio Gaspari sobre Lula:
http://www.gabeira.com.br/noticias/temas/politica-externa/1979-farinas-qdeclaracoes-de-lula-foram-hipocritasq

Últimos comentarios

Páginas vistas

Etiquetas

accidentes de tránsito Alejandro Atchugarry Alemania Alimentación Álvaro Moré Amodio Pérez Ancap Andes Argentina Artigas aviación Bicentenario Bolivia Brasil Caraguatá Carlos Koncke; Alejandro Vegh Villegas Carlos Liscano Cesáreo Berisso charrúas Che Guevara. Checoslovaquia Chespirito - Roberto Gómez Bolaños Chueco Maciel Ciudad de la Costa Comunidad Jerusalén Creative Commons Crónicas de sangre sudor y lágrimas Crónicas y reportajes Cuba Cultura Daniel Castro Daniel Vidart Daniel Viglietti delincuencia Democracia Derechos humanos diarios dictadura Doble discurso europeo Drogas Eduardo Galeano Eduardo Pérez Silveira. Libros educación El Chavo empleados públicos Engler Enrique Tarigo entrevistas ETA Evo Morales Fernández Huidobro Fernando Parrado financiamiento de los partidos políticos Fito Páez Fuerzas Armadas Fútbol Gabriel Ohanian Gabriel Pereyra Gavazzo Gente que no sabe leer y tergiversa lo que uno escribe Gerardo Caetano Grasas trans (transexuales) guaraníes Günter Wallraff Herencia maldita Historia historia reciente Historias tupamaras Historias uruguayas. Hotel Carrasco Hugo Alfaro Hugo Batalla Hugo Bianchi Intendencia de Canelones internet Israel Italia Jaime Roos Jorge Batlle Jorge Lanata Jorge Zabalza Jose Mujica Juan Salgado La República Leonardo Sbaraglia Liberaij Libros Libros. Liber Literatura Luca Prodan Luis Almagro Luis Lacalle Luis Lacalle Pou Madonna Maltrato animal Maracaná Marcelo Estefanell Mario Benedetti Medicina Medio ambiente México Michael Jackson Miguel Ángel Campodónico Milicos y tupas MLN-T Montevideo Música Neber Araújo Nelson Sosa nombres raros Óscar Padrón Favre Oscar Tabárez Pablo Cuevas Paco Casal Palestina Paraguay Partido Colorado Partido Comunista Paz Peñarol periodismo periodismo cloacal Perú PIT-CNT Plagios y otras situaciones dudosas Pluna Política Política uruguaya Pollo homosexualizante Primavera de Praga publicidad Racismo Radio Raúl Sendic redes sociales Relato Oculto Renzo Pi Hugarte Roberto Canessa Rock sabihondos Salud Sin comentarios Sindicalismo sindicatos Sirios en Uruguay Sobre lo políticamente correcto Sonia Breccia Sumo Televisión Tenis terrorismo tortura trabajo Twitter Uruguay Venezuela Víctor Hugo Morales. Violencia doméstica Visto y/o oído zoológico

Atención

Los derechos de los textos
publicados en El Informante
pertenecen a Leonardo Haberkorn.
No se permite la reproducción
sin autorización del autor.